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No se extrañen si esta noche ven rodar sobre el césped del MHPArena de Stuttgart un balón dorado entre las botas de los internacionales de España y Francia (sigue el partido en directo en AS.com). Más allá del pase a la final de la Nations League, que es lo que verdaderamente está en juego, en el estadio alemán se dirime una nueva cuota de esa carrera por el bien individual más preciado del planeta fútbol, el Balón de Oro. Mbappé, Lamine o Dembélé son tres de los máximos candidatos a ese trofeo y a la vez tres de los grandes reclamos de un partido con mayúsculas, el pulso entre las dos últimas campeonas de un torneo que nació sin levantar la voz pero que en apenas siete años se ha ganado un prestigio incluso entre quienes siempre se resisten a introducir cambios en esa religión llamada fútbol.
Portugal conquistó la primera edición de la Nations, la de la temporada 2018-19, gracias a un gol de Guedes en la final disputada en Oporto ante Holanda (1-0). Después llegarían los títulos de Francia, en 2021, tras imponerse a España por 2-1 con un polémico gol de Mbappé que subió al marcador pese a que el delantero francés estaba en fuera de juego (aquel toque de Eric Garcia que según el VAR validaba la posición de Kylian), y por último el de España en 2023 tras batir a Croacia en una tanda de penaltis (0-0 tras la prórroga) resuelta con el lanzamiento a lo Panenka de Carvajal.
Esta noche, solo dos años después, Carvajal será baja por la rotura del ligamento cruzado anterior del que a punto está de recuperarse, mientras que Mbappé juega ahora en el Real Madrid en lugar de en ese PSG que aún vive la resaca del título de la Champions que maravilló al mundo el pasado sábado en Múnich. Cinco de los jugadores bañados en champán junto a Luis Enrique están a disposición de Didier Deschamps para el partido de esta noche. Entre ellos, dos de los mayores peligros de esa selección con el gallo en el pecho, Ousmane Dembélé y Désiré Doué.
Tridente francés
El primero se ha reconvertido en un jugador mucho más completo que el esprinter que rompió el mercado al fichar por el Barça. Ahora, con el sello que Luis Enrique ha impreso en el PSG, Ousmane es capaz de jugar de delantero, de asistir a sus compañeros, de presionar al portero rival como si le fuera la vida en cada una de esas carreras. Ha crecido él y ha crecido Doué, que el pasado sábado, ante el Inter de Milán, le ganó a Barcola la batalla por la titularidad con un saldo final que no admite dudas: marcó dos goles y asistió en otro, algo que le convirtió en el primer futbolista en participar en tres tantos en la historia de las finales de las Champions.
Según el termómetro de la prensa francesa, Doué pelea con Olise para acompañar en ataque a Dembélé y Mbappé, Bota de Oro de la temporada que ahora toca a su fin gracias a los 31 goles y 62 puntos que le permitieron superar a Viktor Gyökeres, delantero sueco del Sporting de Portugal.
Sobre ese tridente descansan buena parte de las posibilidades de victoria de Francia, que solo hace un año, el 9 de julio de 2024, vio cómo España le negaba el sueño de acceder a la final de la Eurocopa. Sucedió en el Allianz Arena de Múnich y aquella noche agitó un poquito más esa coctelera llamada Lamine Yamal. Francia se adelantó en el marcador en el minuto 8 con un cabezazo de Kolo Muani, pero apenas trece después, Lamine marcó uno de esos goles que en él son copyright. Recibió el balón, engañó con un golpe de cadera, bailó con los rivales y soltó un zurdazo con el que batió a Maignan, impotente al ver cómo el esférico se colaba por su escuadra derecha tras una parábola digna del mejor de los arquitectos.
Lamine también será titular en Stuttgart, cómo podría perderse la perla azulgrana un partido así. Viajará por la banda derecha, mientras que la izquierda estará ocupada por Nico Williams, su compinche de juego y de desborde, la otra amenaza de calado para los laterales de una selección francesa que tratará de hacerse fuerte por dentro. Esa coordinación defensiva es clave en un equipo que figura como el que más balones ha recuperado en los ocho partidos disputados en la presente Nations League: 324, por delante de los 311 de Croacia, 310 de Holanda o 300 de España. Los de Luis de la Fuente, mientras, brillan en disparos totales, con 151, solo superados por los 152 de Suecia.
En lo que ambas selecciones coinciden es en su capacidad para crear juego pese a no dominar la posesión de balón. Lejos han quedado los años en los que el tiqui-taca permitía monopolizar la pelota a La Roja: la Nations League 2024-25 dice que España es 12ª en ese apartado con un 55,6% (el líder, Inglaterra, atesora un 67,2%) y que Francia ocupa el 16º lugar con un 54,6%.
En ese negociado tendrá mucho peso Zubimendi, de nuevo la manija de La Roja ante la ausencia de Rodrigo, quien afronta el tramo final de su recuperación tras una temporada en blanco por su grave lesión en la rodilla derecha. Junto al aún centrocampista de la Real Sociedad podría ubicarse Fabián, quien ayer se sumó al entrenamiento en grupo tras ganar la Champions con el PSG, o Merino, a quien Stuttgart se le da de dulce. Fue en ese estadio en el que debutó como internacional absoluto con España (un 1-1 ante Alemania el 3 de septiembre de 2020) y también en el que marcó el gol que el 5 de julio de 2024 derrotó a Alemania en el minuto 119 para meter a España en semifinales de la Eurocopa. Un año después, allí estamos de nuevo, en Stuttgart, con el enorme reto de hacer aún más grande a La Roja.
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